Hay veces que me sorprendo de hasta que punto llega la gente de Greenpeace para movilizar nuestras conciencias. Puedo aseguraros que más de una vez he pensado que se pasaban de la raya para llevar su mensaje, y la última que montaron en Dinamarca pudo ser así.
En una época de histeria en la que los países democráticos tienen tentación de acabar con las libertades para alcanzar una seguridad que no existe, estas personas valientes se les ocurrió montar una de sus acciones al estilo espía.
Con un coche en el que la placa indicaba el 007 de James Bond (o el 0,7% que deberíamos aportar para el desarrollo) precedida de la G de Greenpeace, y elegantemente vestidos se introdujeron en la cena de la Reina de Dinamarca a los jefes de estado y presidentes que fueron a la pantomima de Copenhague.
Es normal que la “poli” se mosquee. El servicio secreto, la policía, y la organización quedaron como unos incompetentes. Y es que todos tenemos claro que nunca debieron pasar de la puerta.
Que ha pasado después… Pues lo que todos sabemos. Que un país como Dinamarca, al que considerábamos como un ejemplo a seguir en muchas cosas, ha detenido a cuatro ciudadanos europeos, con responsabilidades dentro de Greenpeace, y les está tratando como terribles terroristas, incomunicándoles, aplicándoles el máximo periodo de prisión preventiva que pueden aplicarles y que puede que prorroguen. Frente a ellos, una posible condena de más de seis años de cárcel por desplegar un cartel: “Los líderes actúan, los políticos hablan”.
Son peligrosos, tanto como los terroristas de Al Qaeda, estos chicos de Greenpeace. Tan peligrosos que a Juantxo, a Nora, a Christian o a Joris hay que incomunicarlos. Pueden destruir pruebas que son sustanciales para el proceso. No se dan cuenta que… hasta hicieron un “make of” y lo han publicado…
Está claro que el mayor atentado del mundo es demostrar que alguien es incompetente en sus funciones: nunca debieron pasar el primer control. Además, esto lo agrava el hecho de que nuestros políticos tienen miedo de la población, de sus votantes, del pueblo. Nos llaman para que les votemos, pero cuando nos manifestamos, cuando exponemos nuestra opinión contraria a sus intereses (que no los nuestros).
He decidido a título personal, y no incito a que los demás lo hagan, no adquirir bien ni producto danés mientras estos cuatro ciudadanos sigan en prisión. Me parece tan estúpido que se les considere un peligro para la investigación, que no voy a sufragar con mis euros un estado que se hace fuerte con los débiles, y no supo sacar adelante, con los fuertes, una conferencia que sí que nos hubiese solucionado un problema a todos.
¡Liberen a Juantxo, a Nora, a Christian y a Joris!
2 comentarios:
La verdad es que comparto el que no se compren productos de Dinamarca. Pero por que son terribles, no por que sean daneses. Respecto a que a estos "lideres morales del medioambiente" sigan entre rejas, me parece lo correcto y lo justo. Es cierto que tienen intereses muy loables. Quiza por ello han olvidado que sus derechos (a expresarse y a manifestarse) tienen unos limites, que de forma sistematica simpre olvidan. Desde luego si estoy a favor de que se hagan politica y que hayan compromisos reales para el cuidado, mantenimiento y sostenibilidad medioambiental, pero no por ello, o justificandome en ello me convierto en un muyaidin del medioambiente. Si al respeto a la tierra. No a los delincuentes. Delincuentes a la carcel, sea por lo que sea. Se empieza con una buena justificacion (medioambiente/armas de destruccion masiva) y se acaba cometiendo delitos (asaltos a propiedades privadas y allanamientos/derrocamiento de gobiernos que no nos gustan).
Encuentro argumentos tanto a favor como en contra. Bien es cierto que Greenpeace, que no creo que sea un as en contra-seguridad, deba ser castigado en ese extremo, ya que como decía Napoleón, a uno ha de preocuparle no tanto los aciertos del oponente como los errores que uno mismo comete, en este caso la seguridad. Y ahí, el error es de la seguridad del Estado de Dinamarca. A ver si toman nota los muy pardillos. Por otra parte, hasta cierto punto me parece correcto lo que ha hecho Greenpeace, ya que cuando es un Estado el que te dice cómo, cuándo y dónde tienes que manifestar tu opinión y tú acatas sin más, a la larga puede ser que de ninguna manera, nunca y en ningún sitio. Y desde el hundimiento del Rainbow Warrior, Greenpeace no ha metido la cabeza en un hoyo como las avestruces cosa que me parece muy correcto. Si se ha vulnerado la seguridad tengo bien claro que culo hay que sacudir con severidad.
Ahora bien, ese tipo de aventuras tiene un precio y no se debe esperar hacer ese tipo de cosas y no pasar por caja para no pagar la factura. De hecho no me sorprende, por otra parte, el modo de actuar de Dinamarca. Independientemente de las consecuencias internas que pueda tener dentro del país, no castigar con severidad ese tipo de actos sería como darle alas. Y nadie en su sano juicio lo consentiría. Entiendo o quiero entender que estos activistas sabían a lo que iban y las consecuencias que tendrían sus actos, pues si no, son unos ilusos. Y si a estos dos activistas la publicidad que le han hecho a la conciencia social a favor de la ecología sale bien a cambio del riesgo de cumplir 6 años de carcel, pues no tengo nada que decir. No son de hecho los que más arriesgan, los hay que han muerto por intentar parar un ballenero.
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